¿Por qué no soy, ni seré político?


Aristóteles en su célebre libro La política afirmaba que todo hombre tenía una naturaleza política, y que si no lo era se debía a que se trataba de un imbécil o de un ermitaño. Sin embargo, es justo tener en cuenta que el filósofo griego se refería a la vocación pública del hombre y no a la profesión de político.

Hoy en día la política se ha convertido en una transacción de lo público con fines particulares; ya no es el arte de gobernar en interés general. La política se ha corrompido, se ha degradado, y solo ha quedado como una ocupación de comerciantes electoreros.

Hay buenos políticos, también es justo decirlo, pero la mayoría de quienes ingresan en ese mundo actualmente lo hacen para saciar su sed megalómana, y para enriquecer sus bolsillos. El arte de gobernar en interés general solo ha quedado en el papel, en el mundo de las ideas, del deber ser.

La democracia necesita de los políticos, pero se ha vuelto al revés, los políticos se benefician de la democracia. Todo se ha vuelto un negocio de transacciones, de electorerismo en grado sumo. No me atrae ese mundo, para nada.

¿Tiene la culpa el sistema político imperante? ¿La democracia? No lo creo, aunque sí es verdad que los gobernantes son un reflejo de quienes votan por ellos. La democracia permite el autogobierno, y que las personas decidan por su futuro ellas mismas. La democracia es un sistema con defectos obviamente, pero es el mejor sistema para garantizar la libertad de manera institucionalizada.

Para garantizar un mejor funcionamiento de este sistema es necesario asegurar que los gobernados cuenten con una mejor cultura política, con una mejor cultura de lo público, y con una mejor cultura democrática basada en valores positivos. Si no se trabaja en ello la política seguirá corrompiéndose cada día más hasta volverse un simple ejercicio de mercaderes del voto.

En estas condiciones no me atrae la política, no me interesa ser político, creo que soy más útil desde estas esferas, y desde estas trincheras. Accionando sobre el pensamiento, sobre la opinión. Algún día volveremos a ver ese ejercicio noble de lo público, cuando haya una mejor conciencia política. Dar ese salto a la dictadura porque la democracia no sirve, es peor; es un suicidio que toca evitar.

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